El cielo de zinc de Buenos Aires agrisa las villas de cartón. Juanito Laguna es la niñez de ese color, de ese color, de ese color.
Arrorró mi sol. Todos los niños traen bajo el brazo un sueño-pan, mundo prometido a su candor, que su candor de niño y Juan no entenderá.
No se me vaya a dormir, Juanito del sueño-pan, que al sueño del niño pobre lo vela la soledad. Arrorró, que no hay harina y si te duermes, vendrá el diablo de la laguna a morder, a quemar la asombrada ternura del pan.
Todo niño es Juan. Todos los niños juegan con Juanito a despertar. Rondan en sus rondas y después despiertan Juan, despiertan Juan, despiertan Juan.
Arrorró, mi Juan de todas partes, porque tu niñez despertará con un pueblo Juan de colmena y palomar.
Arrorró, mi pobre Juan, por tu pan. Vas de amanecer y vendrás de las entrañas de Juan horneando el pan de la paz. Juan, yo he sido niño y tú, Juan y con tu niño y mi pan cantará el sueño de Juan.
Vas de amanecer y vendrás de las entrañas de Juan horneando el pan de la paz.